sábado, 26 de mayo de 2007

"Esto es como todo ... meter gente y dinero..."

Encontrarme con el ejemplo de la embarazada me ha recordado algunos de los principios básicos relacionados con el control de costes y la productividad. La verdad es que son temas con los que si me descuido me quedo dormido encima del teclado pero reconozco que es necesario tener nociones aunque sean muy básicas, como lo son las mías.

Examinemos la siguiente cuestión. Supongamos que somos los dueños de un obrador con 10 empleados que cubren dos turnos diarios de 6 horas cada uno y un horno con el que producimos y vendemos al mes 50.000 barras de pan. En esto que un nuevo cliente está dispuesto a comprarnos durante 6 meses un suministro de otras 50.000 barras adicionales al mes siempre que le hagamos un descuento por volumen en el precio habitual de un 5%.

Así que razonamos que para producir el doble de unidades durante sólo 6 meses no vamos a comprar otro horno porque son caros y además no tenemos sitio en nuestro local. Pero tenemos el horno actual usándose solo 12 horas al día, así que si duplicamos el personal para seguir trabajando igual que hasta ahora pero 24 horas al día podríamos duplicar la producción como nos piden manteniendo un tanto por ciento de costes proporcional. (No seamos estrictos con los pluses de nocturnidad, ok?)

Por otro lado, nos están pidiendo un descuento del 5% en el precio, pero si normalmente ganamos un 15% de beneficios, aún aplicando el descuento estaríamos ganando un 10% durante 6 meses. Bueno, ¿hay trato?.

Desde luego, no es un ejercicio para sacar la calculadora. La cuestión es que muchos –y creedme cuando digo muchos- razonarían como en el ejemplo, aceptarían una oferta de ese tipo y probablemente perderían dinero. Pero si los nuevos empleados cobran igual, producen lo mismo que los demás y al comprar más materia prima obtendremos mejores precios, etc. ¿Dónde está el problema?

El posible problema y digo posible porque sino tendría que sacar la calculadora y datos en detalle, esta en el aumento de los costes relativos al nuevo volumen de producción y en la relativa productividad obtenida al ampliar el personal. Bien, vayamos por partes.


Costes de Producción
Sin entrar en los costes fijos y los variables, para poder simplificar la cuestión digamos que podemos hallar el coste medio de producir cada barra de pan dividiendo el total de dinero invertido entre el numero de barras cocinadas. Pero esto es solo una media, no quiere decir que el coste del primer pan haya sido igual que el del último que haya salido del horno. El coste individual de cada barra se denomina coste marginal y en realidad va creciendo a medida que se meten más barras en el horno. Ahora es cuando nos viene bien ver un gráfico en el que se plasme todo esto.



“Obsérvese en la gráfica que la curva de costes marginales corta a las de costes variables medios y a la de costes totales medios por su punto más bajo. Eso es debido a que cuando el coste marginal es inferior al medio, al producir una unidad más el coste medio disminuye; cuando el coste marginal es superior al medio, al producir una unidad más el coste medio aumenta; por tanto, cuando el coste marginal es igual al coste medio, es decir, en el momento del corte entre ambas curvas, el coste medio ni disminuye ni aumenta: es el punto mínimo.”


Así que cuando ya hemos conseguido un punto de equilibrio entre nuestros costes con relación al volumen de unidades que producimos, si vemos que nuestro negocio ha crecido –por ejemplo- un 5% anual durante los últimos 5 años podemos fácilmente estimar el crecimiento del año que viene y mantener el equilibrio ajustando nuestra política de costes, y si luego hacemos 100 panes más o menos no tiene grandes repercusiones en el negocio y este crece de forma regular y controlada. Pero si de la noche a la mañana duplicamos la producción la cosa se complica.

No obstante, digamos que le damos un plus al financiero, que es un monstruo, y le ponemos a trabajar en los costes. Uno de los primeros cambios con los que se va a encontrar es con los nuevos sueldos, pero este no es el único factor a tener en cuenta al contratar personal, también hay que pensar en la productividad. Aquí vamos.


Criterios de Productividad
Al conjunto de los bienes que permiten producir otro bien, se le llama insumos. Pues bien, para el caso que nos ocupa y por simplicidad diremos que todos los insumos van a permanecer igual que antes de ampliar la producción, menos uno: los trabajadores, que se van a duplicar en número.

Es fácil dejarnos llevar por la comodidad de pensar que si un cocinero es capaz de amasar y cocer 10 panes al día, dos profesionales cocinaran 20 panes al día. Pues no. En realidad, harán más de 20. Utilizando una frase típica de un líder empresarial proactivo: “El total es mayor que la suma de las partes”. Vamos, que los dos profesionales usando conjuntamente los recursos de la compañía serán capaces de generar un “bonus” extra llamado Producto marginal del trabajo, o lo que es lo mismo, la producción adicional que se obtiene con una unidad adicional de trabajo.

Ahora viene cuando la matan… mucha atención los responsables de personal de las grandes empresas con miles de trabajadores, los amantes del Principio de Peter o los de las Leyes de Parkinson: Curiosamente el producto marginal tiende a disminuir en la medida en la que se contratan más personas. Toma ya!.

Veámoslo en un ejemplo.



En este caso tenemos sólo 1 trabajador con una capacidad de producción y, como gastos, nada más que un sueldo (para no complicarnos). El precio esta puesto a posta para partir de un punto de equilibrio en el que los beneficios son 0.

Ahora vayamos contratando personal. La clave está en la capacidad de cada nuevo trabajador para incrementar la producción. Yo, de nuevo, lo expreso como un porcentaje de la producción por simplicidad. A ver que pasa.



Como veis, a partir de cierto punto se produce una inflexión en los beneficios, pasada la cual comienzan a decrecer porque si una cantidad de recursos adecuada hace que se potencie la producción, una cantidad inadecuada de los mismos hace que disminuya, aumentando los costes por unidad. Si hacéis vuestra propia hoja de cálculo con estos datos, probad a incrementar el precio unitario del producto en un 10% por ejemplo, de 10 a 11. Al ganar más margen comercial el número óptimo de empleados varía; igual que si disminuimos un poco el sueldo.


La moraleja de todo esto es que si tenemos funcionando un negocio próspero y aumentamos la producción drástica y repentinamente, los beneficios no se incrementarán en la misma proporción. Y –al igual que en el caso de la embarazada- no pensemos que si duplicamos el personal vamos a tener el trabajo hecho en la mitad de tiempo.

Esto ya sucede de esta forma con procesos de producción predecibles. Si trasladamos la cuestión a un sector con un proceso de producción mucho menos predecible como es el software, se me ponen los pelos como escarpias al pensar en esos gerentes perdidos por el mundo que recogen el mantenimiento de aplicaciones a dos manos y rematan poniendo como apoyo a unos cuantos becarios. Pero eso es otra historia y ha de ser contada en otra ocasión.

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