-No puedo soportar recordar lo que te he hecho –dijo él.
-Pero yo lo entiendo, mi rey. Suprimiste la parte de ti que me amaba, la parte que sabía amar. Poco a poco y día a día la expulsaste de ti, la aislaste, no le diste ningún control sobre ninguna de tus decisiones. Ya no fue parte de la causa de nada de lo que hiciste. Cuando no quedó nada más que malicia, envidia y ambición, ¿qué pudiste hacer sino las cosas que hiciste?
-Pero yo lo entiendo, mi rey. Suprimiste la parte de ti que me amaba, la parte que sabía amar. Poco a poco y día a día la expulsaste de ti, la aislaste, no le diste ningún control sobre ninguna de tus decisiones. Ya no fue parte de la causa de nada de lo que hiciste. Cuando no quedó nada más que malicia, envidia y ambición, ¿qué pudiste hacer sino las cosas que hiciste?
Calle de Magia, Orson Scott Card, 1ª Ed. Febrero 2007
No voy a hablar del libro en cuestión porque no quiero desvelar nada, menos aún cuando su publicación es tan reciente. La lectura se va haciendo cada vez más entretenida sobre todo después de unos capítulos de introducción, pasados los cuales todo empieza a encajar.
Al margen de la historia que cuenta y su género, me pareció que la parte citada describe muy bien el resultado final de un proceso de alienación -al cual podemos estar sometidos cualquiera de nosotros- por el cual nuestros actos nos pueden parecer extraños incluso a nosotros mismos.
Un buen ejemplo de esto (aunque no el único) es el de la violencia doméstica, cuya propia denominación ya es irónica pues el último ámbito en el que debería existir la violencia es el doméstico (latin:Domus); allí donde lo que debería predominar es el amor, el cariño, la paz, etc.
¿Qué parte de nosotros está al volante?
Al margen de la historia que cuenta y su género, me pareció que la parte citada describe muy bien el resultado final de un proceso de alienación -al cual podemos estar sometidos cualquiera de nosotros- por el cual nuestros actos nos pueden parecer extraños incluso a nosotros mismos.
Un buen ejemplo de esto (aunque no el único) es el de la violencia doméstica, cuya propia denominación ya es irónica pues el último ámbito en el que debería existir la violencia es el doméstico (latin:Domus); allí donde lo que debería predominar es el amor, el cariño, la paz, etc.
¿Qué parte de nosotros está al volante?
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